De nuevo me remango los pantalones para meterme en terreno un poco pantanoso y son las dudas que a veces nos genera que nuestros niños y niñas no muestren interés por los materiales no estructurados.
Mi hijo no quiere jugar con piezas sueltas
Una pregunta que me llega de manera más o menos habitual a través de email o redes sociales suele ser algo como esto:
-«Yo le pongo piezas sueltas a mis peques o alumnos (no siempre es esto, a veces es materiales naturales o bandejas con materiales o piezas de construcción o materiales en la mesa de luz…) y nunca juegan con ellas o juegan muy poco. «
Quiero en este post dar mi visión en todo esto, que no tiene que ser la de otras personas. Sobre todo con la idea de ayudaros a las que os encontrais (yo incluida en ocasiones) con esto que os cuento.
Sobre estructuras, límites y condicionantes en el juego
Vamos a partir de varias premisas en las que creo que sí vamos a estar prácticamente todos de acuerdo. En el juego siempre vamos a encontrarnos estructuras, límites o condicionantes (como suele mencionar Irene de Createctura, nunca había utilizado este término antes y me parece interesante). A veces necesarios y otros puestos por los adultos o por otros niños.
- Los límites más evidentes son los del tiempo y el espacio. Solemos tener un tiempo limitado para el juego, a veces muy limitado: ¿Cuánto juegan libremente nuestros hijos? Incluso en talleres o en instalaciones pensados para el juego ¿una hora de juego es suficiente? Sé que es dificil, pero probablemente en vuestras aulas sería genial que algunos propuestas de juego pudieran tener continuidad varios días… Respecto al espacio siempre me parece interesante que exista (al menos de vez en cuando) la posibilidad de una zona en la que no se destruya lo que se ha construido durante el juego, o al menos llegar a un acuerdo de tiempo (esa zona puede permanecer una semana, por ejemplo). Tener una habitación de juego no siempre es viable, pero un espacio grande siempre es maravilloso. Algunas opciones interesantes que acotan un espacio más o menos grande y permiten que continuen las creaciones, podrían ser bandejas grandes tipo Tuff Tray (o contenedores de plástico de los de guardar la ropa como opción más sencilla) o zonas elevadas como cajones de madera o palets (esto me gusta menos, a no ser que les pongamos un tablón de madera encima, porque en los palets se cuela todo, jeje).
- Hay límites con otros niños con los que tenemos que acordar que no destruyan nuestras creaciones o que quieren usar nuestros materiales (por eso es importante tener bastante cantidad de material y al menos una herramientas por parcipante en propuestas para varios niños)
- Hay límites con la cantidad que podemos usar de material, incluso material que no podemos usar en el lugar en el que nos encontremos, cosas que no podemos destruir aunque estén hay, cosas que no podemos llevar de una zona a otra…
- Hay veces que hay algo sútil como un tema que es hilo conductor, una historia, una propuesta más concreta como hacer una máquina, un robot, un mandala o una acción como os invito a pintar con estos elementos… Esto ya no es un límite, pero sí nos da una estructura, al igual que el como disponemos los materiales en el espacio.
Opinión sobre este tipo de juego
Y ahora viene mi opinion, creo que no es necesario remarcar una vez más lo interesante que son a nivel de potencialidad o de creatividad los materiales no estructurados, pero en este mundo de las pedagogías alternativas hay una cierto sector que casi te hace sentir mal si intervienes en el juego de alguna manera. Yo no hablo de cortar el juego, pero sí que a veces necesitamos un pequeño motor para arrancar y no pasa nada.
También veo muchas reticencias con los juegos más estructurados. No hablo solo porque creo que un puzzle o juegos de mesa aportan enormes beneficios. Me refiero a que no estoy de acuerdo con que los materiales estructurados siempre tengan que ser usados así, mi hijos juegan con los juegos de mesa y después de unas cuantas partidas le dan al juego libre con mucho gusto con ese mismo juego. Es algo que muchos niños suelen hacer con el material Montessori si les dejamos, por poner un ejemplo. Y voy un paso más allá, aunque es cierto que no les pasa a todos, mis hijos tienen muy pocos problemas en hacer que un pepino de la cocinita sea un teléfono o un sombrero, jeje. A veces los límites entre estructurado y no, no lo están tanto. Por eso no estoy muy de acuerdo con que el material estructurado, en sí mismo, no sea muy interesante también.
En casa combinamos con gran éxito propuestas más abiertas con piezas sueltas clásicas del tipo piedras, cartones, maderas, tapones…con elementos muy estructurados (por ejemplo sus Superzings o dinosaurios) y el juego que surge es muy rico.
¿Qué pasa con la pregunta?¿Cómo podemos ayudar?
Aunque quizás me he desviado un poco, sí quería contextualizar que siempre van a existir estructuras y límites, incluso en un paseo en el bosque que quizás sea el juego más libre que se pueda vivenciar. Vamos a ir de menos a más a «estructura» por así decirlo para hacer de «starter» para ese juego que no surge. No es algo lineal, hay veces que no necesitaremos hacer nada y otras sí. Y según van creciendo, nuestros hijos nos van a requerir menos en el juego, y no tendremos ni siquiera que proponer nada (lo digo por experiencia de que a veces lo voy echando de menos con el mayor).
- A veces es suficiente con nuestra presencia y un poco de tiempo, en estos mundos veloces, es normal que necesiten un poco más de tiempo para interactuar con ese nuevo tipo de material con el que no están acostumbrados a interactuar. Algunos niños no se lanzan si es un espacio extraño con personas extrañas pero sí lo hacen en casa, normalmente es una cuestión de esperar un poco de tiempo a que se animen.
- A veces se animan si colocamos estos materiales en un lugar diferente a su espacio habitual de juego, no sería exactamente una provocación (o sí) si no simplemente colocar los materiales en un lugar que les llame la atención. Imaginate llegar a casa después del colegio y encontrar esas piezas sueltas encima de la mesa del salón, por ejemplo.
- Otras veces comienzan a interactuar cuando ven al adulto jugar, eso me funciona genial en casa, sé que si sois profesores igual no es tan fácil, no es que tengan que imitarnos, pero esa invitación de vernos a nosotros jugar a veces es irresistible para ellos. Respecto a colocarlos en un lugar concreto, a nosotros nos funciona dejarlos en su cocinita para su juego simbólico de hacer comiditas o en las zonas de construcción. También como os he dicho junto a sus Superzings o animales, ya que estas piezas son ideales para los mini mundos.
- Colocarlos en el espacio de una manera determinada. Llamémosle provocación, invitación, instalación… sé que no son lo mismo, pero la idea que quiero dar es que tras una reflexión sobre el espacio que tenemos, los intereses de los niños y los objetivos que pretendemos conseguir colocamos los materiales de una manera atractiva para que los niños les provoque interaccionar con ellas (podéis leer más sobre provocaciones en este post). También es importante las herramientas y «lienzos» con las que lo situamos las piezas sueltas. Os cuentos más ideas de propuestas y provocaciones aquí.
- Preguntas y sugerencias: Aquí nos meteríamos ya en la delgada línea entre acompañamiento e intervención, pero desde mi humilde punto de vista no pasa nada si necesitan un empujoncito con una invitación verbal. Las preguntas abiertas y de curiosidad pueden ser un buen aliado: ¿A qué se parece esto?, ¿qué podemos construir con esto?, ¿qué pasa si ponemos en la mesa de luz estos materiales?… por dar una pincelada. Incluso podemos preguntar a modo de sugerencia: ¿Cómo podemos crear un puente con esto?
- Temáticas: Sugerir temas no siempre tiene que ser algo malo, puede ser algo muy genérico como invitar a crear una ciudad, poner modelos de edificios que inspiren para construir o leer un cuento primero. A veces se sienten motivadísimos y todo cobra sentido para ellos si crean una ciudad para sus Superzings, quizás más adelante no necesiten este tipo de «andamios» para comenzar.
- Propuestas concretas: Si da la sensación que aún así no fluye el juego y principalmente con niños más mayores podemos hacer propuestas más concretas: Desde crear mandalas a una representación de nuestro cuerpo o rostro son dos ejemplos típicos.
Y esto nos puede hacer pensar: ¿Son peores las propuestas más cerradas?,¿realmente surgen procesos menos imaginativos o creativos de ellas? Esto ya es cuestión de gustos y opiniones me temo, yo prefiero ese andamio inicial para probar si realmente es problema del material o de otras cosas…
¿Pueden pasar otras cosas?
Por supuesto, algunas cosas habituales:
- No hay suficientes materiales o herramientas para todos los participantes.
- El espacio no acompaña: Por ejemplo, hay algo en el espacio que les llama más la atención.
- Juegan de una manera completamente distinta con el material (no es que esto sea malo, solo que somos nosotros los que tenemos otras expectativas).
- Les apetece más otro tipo de juego: Un ejemplo típico es que no tienen cubiertas las necesidades de movimiento y quieren correr o destrozar sin parar los materiales, creo que es bueno tener alternativas en ese momento.
- Si no les interesa los materiales o la propuesta, se puede probar en otro momento con alguna de las ideas que te he dado antes.
¿Puede ser que a pesar de todo esto no les interese lo más mínimo la propuesta? Sí
¿Pasa algo? No.
Sí me preocuparía que no jugara absolutamente a nada nunca, entonces ya creo que entraríamos en otra cuestión que si deberíamos consultar con especialistas.
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Este blog es una maravilla, gracias por compartir 🙂
Estoy de acuerdo, no todos los niños y niñas son iguales, y una cosa es que el adulto dirija el juego y otra que hagamos intervenciones puntuales, al fin y al cabo elaborar una propuesta de juego, ya es limitar según algunas visiones con las que yo no estoy de acuerdo, hay tiempo para todo.
De hecho hay aprendizajes que son guiados (el aprendizaje de un instrumento, de una lengua, de una técnica de pintura como el óleo o la acuarela) y no por eso, y siempre abogando por dar a niños y niñas su margen, espacio y avanzar conforme a sus necesidades, son menos atractivos.
Muchas gracias Carmen, exacto, simplemente con la disposición de los elementos lógicamente ya estamos condicionando algo el juego (lo que no necesariamente es malo). Gracias por tu comentario.