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Historias de amor y brutalidad (la cara b de la maternidad)

Hoy os voy a hablar de historias de la cara b de la maternidad. Tenía una necesidad increíble de expresar algo así, sobre todo desde que MR me contó lo que me contó y desde que una persona cercana ha tenido que pasar por una situación de parto y posparto terribles que (teniendo en cuenta que no soy médico y no voy a entrar ahí) al menos, humanamente se podía haber hecho con mucho más apoyo. Así que pido desde ya: formación a nivel emocional para matronas y médicos. Porque determinados profesionales se quejan del intrusismo de las doulas por ejemplo, cuando son de las pocas profesionales con tiempo y capacidad para realizar un acompañamiento emocional en estas situaciones, y tambien porque la figura del psicólogo ni se considera necesaria muchas veces (porque entre otras cosas, se sigue estigmatizando a quienes acudimos a ellos).

Y ahora me meto en harina.

Hay cosas que afortunadamente parecen cosas del pasado, pero que me temo que de una forma u otra siguen presentes.

Siguen presentes desde el momento en el que estás embarazada (incluso antes si pasas por una fiv u otro tratamiento de fertilidad) y te conviertes en un mero contenedor de tu futuro hijo, te cosifican y medicalizan y no tienes herramientas emocionales para la vorágine que se te viene encima. Sí, es por el bien del niño que crece dentro de ti, y por ese amor tan puro e incomparable aguantarás todas las brutales embestidas que el destino a veces te va poniendo en el camino.

Os hablo primero de MR. MR es una madre de dos mujeres, una de ellas mamá también, solo entonces es capaz de contarle a su hija los enormes problemas que tuvo para instaurar una lactancia materna exitosa con esa hija mayor con la que habla. S escucha completamente anonadada como su madre relata que le decían que hasta que no subiera la leche no se pusiera la niña al pecho, que la diera agua con azúcar esas primeras horas. La invitaban desde el parto a ponerse la inyección para evitar esa subida de leche. Ellas ya se encargarían de comenzar a darle biberones para que ella descansara. No os hablo de la selva, os hablo de una prestigiosa clínica llena de nacimientos en Madrid. Todo esto tras el parto habitual inducido que marcaban los cánones de la época, con su reglamentaria oxitocina y episiotomía. MR no hizo mucho caso, dio el pecho a S durante cuatro meses, al cuarto mes bajo las ya insistentes amenazas del pediatra de que la leche materna ya no alimentaba, comenzó con biberón y papillas.

¿Os parece ciencia ficción? MR es mi madre, S soy yo. Hay cosas que afortunadamente han cambiado. Pero aún escucho determinados consejos de lactancia que me hacen temblar, y mira que yo no soy muy experta. Aún se siguen dando normas como el pecho cada dos-tres horas, o comenzar con papillas protocolariamente a los cuatro meses (digo protocolariamente, porque habría que analizar cada caso).

Te puede parecer increíble que hace treinta años, se dijera a las madres que fueran sustituyendo progresivamente a bebes de dos o tres meses determinadas cantidades de leche de fórmula por zumo de naranja hasta prácticamente igualar las dos cosas. La persona que me lo contó, cuya identidad no voy a desvelar, no creo que me mintiera (es cierto que leí que hace tiempo esto se hacía para suplir las carencias de vitamina c de las antiguas leches de fórmula, pero igualar las tomas de leche a las de zumo de naranja en un lactante de tres meses me deja un poco ojiplática. Aunque estoy dispuesta a que alguien me corrija si me equivoco).

Tras sufrir mi último aborto, me sorprendió la cantidad de gente que entonces y solo entonces, me abría su corazón y me contaba sus problemas en relación a la maternidad. Sus problemas de infertilidad, los abortos que habían sufrido, la frustración por un hijo que no parece venir nunca o que nunca llegará.

Entonces me di cuenta de que aún hoy hay un tabú enorme.

De que la cara b de la maternidad sigue muy escondida.

Hay cosas de las que directamente no se habla o se habla a un círculo estrechísimo, normalmente los problemas de infertilidad y los abortos .

Otras cosas que solo se cuentan a otras madres cuando ya han sido madres.

¿Por qué guardar esa cara b solo a las embarazadas? Me atrevería a decir que incluso solo a las que ya han dado a luz.

¿Por qué se habla entre susurros de cuestiones completamente fisiológicas como placentas o tapones mucosos? y otras no fisiológicas pero habituales como episiotomías, partos instrumentales y voy a ser más explícita, de hemorroides o de incontinencias urinarias.

Es gracioso, antes de ser madres parece que no existen y luego parece que son cosas por las que irremediablemente vas a pasar.

Informemos, que estamos en el año que estamos y todavía muchas primerizas piensan que el gotero de oxitocina y la episiotomía son inevitables. Que la epidural es fantástica para el dolor (yo la usé) pero es posible que ralentice el trabajo de parto (digo posible, porque los estudios son contradictorios). Hablemos a todos los niños y niñas de lo que es un embarazo y parto fisiológico, que por favor sepan (por poner un ejemplo) lo que es una placenta.

No callemos la posibilidad de una incontinencia urinaria en el embarazo y posparto o una diastasis de los rectos, digamos como prevenirlas y si se producen como tratarlas, porque sí, pueden tratarse, a nivel fisioterápico y médico. Aún hoy varias mamás, tras varios meses de dar a luz me cuentan que sus relaciones sexuales duelen por la cicatriz, tampoco es normal y también se trata. Y tantas y tantas cosas…

Hay un pudor y un asco brutal por estas cuestiones. Cosas de mujeres, dirían algunos, que irónicamente tampoco se habla a las niñas y jóvenes. Solo te enteras si buscas activamente información (si buscas, sino sigues en una gran ignorancia) cuando estás embarazada, hasta que te chocas de bruces con alguna de estas cosas (con mucha suerte no te tocará nada) . Y encima hay que aguantarlo en el silencio de lo que se considera «normal», sintiéndote mal por sentirte mal.

Por eso, si alguna mamá reciente o alguien te quiere contar alguna de estas experiencias, por favor no minimices, si puedes solo escucha, dile «lo siento» si no se te ocurre nada mejor. Es posible que estés en otro momento vital (que no quieras tener niños ni que te hablen de ellos), perfecto, esa mamá te está contando algo que le ha causado un profundo impacto emocional y/o físico, así que al menos no pongas cara de asco.

No quiero ser la abanderada de nada, solo quiero que se ponga voz a todas estas cuestiones.

Yo antes tampoco sabía como responder cuando alguien me contaba algo así, y eso era simplemente porque no me habían hablado de ello y no me habían educado para ello. Se puede poner remedio fácilmente integrando estos temas desde niños (de verdad que para ellos todo es mucho más natural y más fácil de entender de lo que creemos). Un pequeñísimo ejemplo es el que se pueda dar el pecho con total tranquilidad y sin taparse si una no quiere (¿Algún día habrá unos dibujos animados en los que se muestre a una mamá dando el pecho?). No pensando que es mejor ocultar estas cosas porque son cosas de mujeres.

Solo quiero que si tengo que pasar o alguien tenga que pasar por una situación similar, no tenga que escuchar otra vez frases del tipo «de qué te quejas ya tienes a otro» o «no importa, ya lo tienes en tus brazos». El dolor puede que se olvide, pero es mejor elaborarlo y no silenciarlo por obligación.

 

 

 

Un abrazo gigante también a esa mamá reciente, porque has sido una luchadora increíble y el fruto de tu esfuerzo está entre tus brazos, pero ojalá no hubieras tenido que pasar por determinadas cosas.

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