Tenía ganas desde hace meses de reflexionar sobre esta filosofía educativa, por la que sé (y gracias) que muchos me seguís.
Lo primero que remarco siempre es que estos párrafos son opinión personal, en base a lo que he leído, me he formado (y sigo formándome) y mis vivencias. No pretendo llevar la razón sobre nada, solo transmitir ciertas cosas que voy sintiendo desde que comencé a interesarme por Reggio Emilia hace unos años.
Un enfoque que va llegando al gran público
Lo primero de todo es que me doy cuenta de que, afortunadamente, esta filosofía se va abriendo al gran público. Me explico, hace tres o cuatro años, salvo unos contados libros, tímidas formaciones online y un viaje de estudios bastante caro, era muy difícil obtener información de primera mano. Blogs como inspiradosenreggioemilia.com o happy mama, eran de lo poco a lo que podíamos acceder gratuitamente en castellano, además de algunos grupos de Facebook. En inglés la oferta se ampliaba un poco más, pero el inglés nunca ha sido mi punto fuerte. Aún así, creo que blogs como Fairy dust teaching han hecho (y siguen haciendo) una gran labor divulgativa. Aunque la visión del enfoque desde el mundo anglosajón es, quizás, un tanto diferente al punto de vista italiano. Os recomendaba algunos blogs sobre Reggio Emilia en este post (tiene bastante tiempo).
Sin embargo, no puedo dejar de sentir que una gran parte del hermetismo continúa. No sé si sabré explicarme bien. Entiendo el miedo a la copia y aprovechamiento con maldad. Pero hay muchos métodos mucho más abiertos a compartir sus imágenes o sus textos de una manera asequible, aunque ya digo, siento que esto está cambiando.
Gracias a la pandemia, diip ha comenzado a hacer formaciones online en castellano, lo que es de agradecer si te interesa profundizar en el enfoque (ya veis que menciono todo tipo de posibilidades de formación).
Montessori y Reggio Emilia, cada vez más diferentes
Lo segundo, según voy profundizando, más y más alejada me parece esta filosofía de Montessori. Sí, ambas colocan al niño en el centro de la educación (que no es poco), el ambiente es importantísimo en ambas (aunque muy diferente en entre ellas), el constructivismo está en sus bases (aunque el punto social que tiene Reggio en la construcción del aprendizaje también es diferente) y en ambos casos el rol del adulto es muy diferente al de la educación tradicional (aunque más horizontal en Reggio a mi parecer). Pero a partir de ahí, creo que las corrientes pedagógicas de las dos se alejan mucho, aunque en un primer vistazo sin profundizar demasiado parezcan similares. Ahora mismo, y sabéis que siempre hablo con la honestidad, tengo un poco aparcada la filosofía Montessori (no porque me parezca peor, simplemente me interesan más otras cosas). A pesar de ello, cada vez que menciono lo de las diferencias entre Reggio y Montessori, alguien formado en Montessori se siente ofendido. De verdad que el objetivo no es decir que una pedagogía es mejor que otra sino que simplemente son distintas. De hecho, me está empezado a llamar el profundizar más en Waldorf (también muy diferente), y no por ello pienso que Reggio Emilia es mejor o peor que Waldorf.
¿Quiero decir con esto que no se pueden mezclar las pedagogías? ¿O coger lo que nos guste de cada una? Pues aunque hace un tiempo os hubiera dicho seguro que sí, que mezclásemos, ahora solo os digo un supongo. Depende de que en que punto estéis. Creo que es importante leer o formarse antes para saber en que puntos son absolutamente contradictorias (en la fantasía por ejemplo) para poder tomar una decisión acorde a nuestra manera de entender las cosas en nuestra familia o en la manera de educar. Poner unas letras Montessori encima de una mesa de luz con un arcoiris Waldorf al fondo, puede ser un sinsentido absoluto si no lo acompañamos de algo más importante.
El contexto educativo es importante
Y es que, aquí viene el punto tres. Todos estos enfoques nacen dentro de un contexto concreto y es el de los centros educativos. Lo que hacemos en casa (y en la gran mayoría de los centros educativos y de las profes que leo o me contáis vuestras experiencias) es inpirarnos en ciertos principios, en ciertos elementos. Es imposible trasladar las circunstancias sociales, económicas, educativas y políticas a nuestro entorno y aún más a nuestra casa. Tenemos que ser conscientes de que lo más probable es que no podamos gozar de una pareja pedagógica, de un trabajo por proyectos o una documentación tan completa como se entiende en Reggio Emilia. De nuevo, simplemente conocerlo y luego adaptar.
Esto, en mi caso, nos permite en casa combinar una magnífica tarde de juego con la luz con un rato de juego con Superthings sin remordimientos, jeje. Pero sé que en un aula esto es diferente. De cualquier forma, lo que sí que me da miedo es perder completamente el foco y la esencia. Principalmente porque el postureo estético que a veces veo en las propuestas de Instagram y en los ambientes, no sé si realmente están acompañadas de cambios más profundos detrás. En mi casa a veces hacemos cosas muy poco instagrameables, aunque han partido de un interés genuino en un tema o de una búsqueda de expresión muy meditada que luego igual no compartimos, por eso, porque no es nada bonito.
Los materiales imprescindibles
Cada vez me reafirmo más en que no se necesitan materiales específicos para seguir a esta filosofía. Ni la mesa de luz, ni por supuesto el retroproyector ni nada de nada es necesario. Aquí algunos diran…» ¡boom! Pero si a ti te encanta, y la habéis usado un montón…» y yo os diré: «¡Sí! Pero no es imprescindible». Que yo la use mucho no significa que sea indipensable para el enfoque Reggio. De hecho, os aseguro que las fichas que tanto se ven en la mesa de luz no tienen que ver con lo que se hace en la mesa de luz en las escuelas Reggio Emilia y al revés, se pueden hacer maravillas reggianas sin la mesa de luz, solo con unas simples linternas o con las ventanas y el sol.
Y es que, según pasa el tiempo… cada vez tengo más claro que a veces no es tanto el que haces sino el como y el por qué lo haces. En Reggio es muy importante todo el proceso de investigación, de hipótesis derivado de un interés, las idas y venidas de los proyectos de una manera bastante abierta y ¿por qué no decirlo? un poco errática si no se tiene un gran dominio de esta manera de trabajar (porque es difícil tener la mente abierta para modificar el siguiente paso de un proyecto según lo que va surgiendo). Así que puede entender el vértigo que sentiréis los maestros y maestras al trabajar así. Mi máxima admiración y respeto como siempre.
¿Dónde estoy yo?
En parte no lo sé. Reggio es tan complejo, está tan bellamente entrelazado todo que me siento en medio de una enorme red. Cuando leo, cuando me formo, cuando observo a mis hijos o estamos con otros niños, tengo la sensación de una preciosa red neuronal encendiéndose por todas partes. El problema es que a veces las luces se apagan y me siento un poco como en una maraña. Los textos no son fáciles de leer. Siempre me ha gustado leer pero gran parte de estas lecturas pedagógicas requieren tiempos lentos de lectura para ir asimilando todo. Ya lo dije en Instagram, cuando uno se zambulle en profundidad, cada vez tengo la sensación de saber menos.
Tengo claro ciertos proyectos de cara al año que viene que quiero realizar, que con toda esta situación no sé si se podran hacer así que no los voy a adelantar. Pero, aparte de eso, sé que quiero seguir divulgando todo lo que pueda esta filosofía, para que llegue a todo el mundo y no solo a una élite. Porque, como usuaria de la educación pública, me da mucha rabia que con un enfoque tan anclado en lo social y en la comunidad, en nuestro país se llegue a tan pocos niños.
No estoy de acuerdo con todo
Ultimo punto. Quizás el más controvertido. Según avanzo hay cosas que me chirrían, no es necesariamente malo, solo me hacen reflexionar. Y lanzo preguntas: ¿Es realmente posible realizar una documentación en el aula en la complejidad o con la inversión de tiempo que requiere sin perder presencia con los niños?¿Es mejor la gran riqueza y oferta sensorial de los materiales y ambientes Reggio o quedarnos en la sencillez y gradación de la complejidad de las variables que vamos ofreciendo a los niños? Se habla de seguir los intereses de los niños, pero después se les pide copiar elementos naturales ¿No es a veces un poco contradictorio? Se suelen preguntar el nombre de sus obras o las de sus compañeros cuando muchas veces los niños no quieren representar nada en concreto ¿No sé puede llegar a forzar una interpretación que no es necesaria?…
¿Realmente podemos adaptar este enfoque a nuestros hogares y aulas sin perder del todo la esencia reggiana? En ello estamos.
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