Las utopías que emergen
La vela
Sólo una vez apagué la mecha,
en la brecha que inició
colmaron en mi seno dolor y pena.
Punzando aquí en el pecho
como un sable,
el lecho herido sangró abundante.
Supe, que la incertidumbre
de la tintineante luz
era esperanza en la noche,
en la urbe oscura
a la que confluyen las horas.
Juré nunca más apagar las dudas
que nos llevan lejos,
de silencios absolutos,
de caminos certeros de vacío. (más…)