Haya paz,
haya paz para ganadores y vencidos,
porque somos todos.
Haya paz,
para los que tuvimos que mordernos la lengua,
hastiados de tanto insulto
y no quisimos continuar
(aunque yo también siento rabia si me hieren).
Haya paz,
porque se nos olvida lo que no es tenerla.
Y levantamos los puños en alto,
incendiarias antorchas, proclamas cansinas,
y yo solo muestro mi mano de blanco.
Porque a mí no me educaron en la paz,
pero soy tan utópica y creyente
que sí que educo en la paz,
que miro a nuestros hijos
y tengo miedo,
miedo de que son los mejores en lo suyo.
Sí, los más competitivos,
los más líderes,
los más consentidos,
los más amados en el odio,
odio que veo germinar
como la peste sin control.
Haya paz,
Aunque no pienses lo mismo,
¡Me da igual!
Humildad,
podemos equivocarnos,
podemos hablarnos sin condiciones.
Haya paz,
paciencia.
Me hablan de que no hay represión por ambos bandos,
de vino y rosas, de normalidad y de revueltas,
de abrazos con puñaladas traperas en la espalda.
Y yo solo oigo callar.
Me hablan de que la tensión se corta, de violencia extrema,
de que es mentira,
Y yo solo oigo callar.
Haya paz.