Meter la mano
en un bote lleno de arroz
o de legumbres.
Abrir el armario
y descubrir caracoles
de toalla.
Mmm, lo escatológico no es confesable.
Escribir,
que me miren mientras escribo
en lugares públicos
con curiosidad e incomprensión,
como si estuviera loca.
Darle a tontas y a locas
a blancas y a negras.
Dos sílabas pronunciadas
con vehemencia:
Mamamamama…
Comer cosas crudas:
Peces, imágenes.
Diría un buen libro,
pero ahora es alguna
revista desinformativa
o algún reality
aun más desinformativo
y desternillante.
El volante entre las manos
sin horarios de llegada.
Su silencio de noche
y su risa de día,
y su dedo insistente en mi pierna para que acuda.
Algún tópico,
como andar descalza en la hierba.
Los abrazos consentidos
y sin sentido.
Darte la mano
bajo la manta,
y sentir los años
y el calor,
el amor, las arrugas
y los callos.
Dormir la siesta.
Escribir con vehemencia.
Tú.